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Traducido por Pepe Latorre
Hemos tenido juegos interliga desde 1997. Es una iniciativa que le debemos a Bud Selig. Al principio se determinaron los juegos atendiendo criterios geográficos: los equipos de la División Oeste de la Liga Americana jugaban contra los equipos de la División Oeste de la Liga Nacional, los equipos de la División Central de la Liga Americana contra… y así sucesivamente. A partir de 2002, la cosa cambió: los equipos del Este jugaban contra los equipos de la Central de la otra Liga un año y contra los del Oeste al siguiente, saltándose la división de la misma geografía. En 2006 se estableció una rotación de tres años: los equipos de una división jugaban contra los equipos de las tres divisiones de la otra Liga. Además, en 2002 la MLB introdujo a los “rivales naturales” que se enfrentaban entre sí cuatro veces (dos en casa, dos fuera) cada año. Algunos de estos partidos tenían sentido (por ejemplo, los Cubs contra los White Sox, los Angels contra los Dodgers, los Yankees contra los Mets) y otros no (por ejemplo, los Padres contra los Mariners, los Blue Jays contra los Phillies, los Astros contra los Rockies). Este patrón se interrumpió en 2020, cuando los equipos jugaron solo contra equipos de su misma división geográfica durante toda la temporada acortada.
Los partidos entre Ligas, aparte de calendarios más complicados, ingresos adicionales para los propietarios y la destrucción de la integridad de las Ligas, proporcionan una suerte de respuesta a la pregunta de qué Liga period más fuerte. La Liga Americana ganó todos los Juegos de las Estrellas entre 2013 y 2022 (ya sé que no hubo partido en 2020, pero eso no invalida la afirmación), pero la Liga Nacional ganó seis de 10 Collection Mundiales. ¿Cual Liga fue mejor?
El récord en los partidos interliga podría ayudar a dar una respuesta a la pregunta. No una respuesta necesariamente perfecta dados los desequilibrados calendarios interliga y la diferencia en las reglas del bateador designado entre las Ligas hasta 2022 (y en 2020). Pero supone una muestra más completa que un partido de exhibición a mitad de verano con el objetivo de que los 32 jugadores de cada lado participen, o una serie al mejor de siete entre dos equipos.
El Contrato colectivo de trabajo de 2022 cambió los juegos entre Ligas a partir de 2023. Cada equipo todavía sigue jugando una serie de cuatro partidos contra su “rival pure” (seguiré usando comillas porque llamar “rivalidad pure” al Tigers-Pirates por la Serie Mundial de 1909 es mucho) y tres contra todos los demás equipos de la otra Liga. Los juegos entre Ligas por equipo aumentaron de 20 por equipo y por temporada a 46. Y el calendario estaba más equilibrado que en el pasado, aunque los “rivales naturales” tienen un juego más entre ellos que con otros equipos y las collection de tres juegos se alternan cada año entre native y visitante. Es una muestra más grande.
¿Y qué nos cube una muestra más grande sobre el nivel de las Ligas?
Es solo la octava vez en los 28 años que llevamos de partidos interligas, pero la segunda consecutiva, en que la Liga Nacional fue mejor. Su récord de 369-321 equivale a una temporada de 87 victorias en 162 juegos, que es solo una menos que los Astros, campeones de la División Oeste de la Liga Americana y una más que los Tigers y los Royals, que se clasificaron para los playoffs.
Sí, la Liga Americana tenía a los White Sox. Y fueron terribles en los juegos interligas con un récord de 11-35, el peor de la Liga, y que fue incluso peor que su récord intraliga de 30-86 (porcentaje de victorias de .239 en comparación con .259). Pero si los obviamos la Liga Americana todavía tiene un récord perdedor de 310-334. En whole hubo siete equipos que ganaron 20 o menos de sus 46 juegos interliga. Cinco eran de la Liga Americana (White Sox, Twins, Rangers, Blue Jays y Orioles). Y hubo cinco equipos que ganaron 26 o más de sus juegos interliga, todos del viejo circuito: Braves, Brewers, Dodgers, Padres y Cubs.
La Liga Americana tuvo los peores equipos en los partidos interliga. La Liga Nacional tuvo a los mejores. Es una evidencia bastante clara de que una liga fue mejor que la otra. No se puede decir de que uno o dos equipos atípicos influyan en las cifras generales.
Es cierto que los ganadores del MVP y del Cy Younger de la Liga Nacional de este año fueron “refugiados” de la Liga Americana, al igual que el mejor tercera base de la liga (Matt Chapman) y tres de sus mejores abridores (Dylan Stop, Tyler Glasnow y Michael King). Shota Imanaga y Yoshinobu Yamamoto firmaron con equipos de la Liga Nacional, no de la Liga Americana. Pero el subcampeón del Cy Younger de la Liga Americana, Seth Lugo, hizo el camino inverso, al igual que Corbin Burnes. La fuga de cerebros no fue unidireccional.
Y luego está el tema de Juan Soto. Se pasó de la Liga Nacional a la Liga Americana todo y fue más o menos como se esperaba. Terminó segundo de las Mayores tanto en WARP como en DRC+ y tercero en la votación del MVP. Incluso con su aportación la Liga Americana cayó aún más hacia el rojo. El récord en siete años de juegos interligas es ahora de 1,393-1,485, es decir, 78-84 en 162 juegos, y ha terminado por encima de .500 en solo dos de esas temporadas. Esto ocurre después de que la Liga Americana tuviese un mejor récord en 14 temporadas consecutivas. Con Soto firmando con los Mets la posición de la Liga Nacional frente a la Americana es, por poco, incluso más fuerte.
Tampoco es que lo necesitaran.
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